En el artículo anterior hablamos sobre qué es la medicina funcional y  ahora quiero complementarlo explicando los principios que caracterizan la práctica de la medicina funcional, para que así puedas adentrarte un poco más en esta visión, como profesional o paciente. Entonces veamos, el primer principio de la medicina funcional es la llamada individualidad bioquímica. Esto significa que todo ser humano es distinto en base a la combinación de su genética y los múltiples factores medioambientales que han influido a lo largo de su vida. Cada ser humano es totalmente único, es decir que cada uno de nosotros posee esta llamada individualidad bioquímica. El segundo principio dicta que el tratamiento y enfoque es en el paciente y no en la enfermedad, lo que en inglés se conoce como “patient centered approach”. Es decir que estamos viendo hacia el bienestar de cada individuo más que los parámetros de enfermedad que presenta. Bajo este principio trabajamos en optimizar su salud, restaurar el balance y juntos, médico y paciente, buscamos que el paciente tenga mayor vitalidad y plenitud. Entonces, no se trata de la diabetes, o de la endometriosis o cualquiera que sea la enfermedad que trajo al paciente a la consulta, se trata de quién es el paciente y cómo va lograr sentirse mejor en todos los aspectos. Además y relacionado al principio anterior, el tercero se basa en la idea de buscar un balance dinámico entre los factores internos y externos que influyen en el cuerpo, mente y espíritu de cada individuo. Es decir exploramos el entorno que rodea al paciente, las actividades del mismo, los propósitos y planes para buscar un balance que beneficie su salud de manera holística.  

Aquí me detengo a hablar de un ejemplo de porqué estos primeros tres puntos hacen mucha diferencia en nuestro abordaje a los pacientes. Imagina que por azares del destino en un mismo día hay dos pacientes que acuden con el mismo diagnóstico. Ambas  mujeres jóvenes con diagnóstico previo de Ovario Poliquístico, casadas, con trabajo fuera de casa que les gusta mucho y en general hasta podrías decir que se parecían un poco. Aunque los tipos de ovario poliquístico varían digamos que en términos generales podríamos decir que eran casos similares. Claro que seguramente si te metes a detalle verás que desde aquí ya son distintos (recuerda, Individualidad bioquímica!) Pero para fines de este ejemplo imaginemos que hasta aquí todo lo físico, de laboratorio y de antecedentes parece igual. Aun así si sigues explorando a estas dos mujeres en el momento presente y en las metas de vida de cada una encontrarás una diferencia importante que de ella deriva un estado emocional distinto, una interpretación del diagnóstico de la paciente distinto y una urgencia de encontrar una solución distinta. En este ejemplo, una paciente se quiere embarazar ya, la otra no. Y aquí es donde te recuerdo el punto dos y tres; centrarnos en el paciente y buscar un balance dinámico. La paciente que quiere embarazarse ve el diagnóstico como el fin de su vida, la infertilidad actual que presenta es una noticia terrible y hasta comienza a tener problemas de pareja que le angustian mucho. A pesar de que la infertilidad del ovario poliquístico se puede revertir, no deja de ser una noticia abrumadora en estos casos. La otra paciente solamente está incómoda con el vello facial y el acné que presenta pero no mucho ya que dice que lo bueno es que estábamos en pandemia y el cubrebocas esconde esto así que no es para ella tan terrible. Ahora, en ambos casos trabajan con su ginecólogo, alimentación, ejercicio, suplementación y pedirán algunos estudios más para poder entender la causa raíz. Pero, y ya no te hago el cuento más largo, el abordaje será muy distinto, las necesidades de cada una serán distintas y el estado mental y emocional de cada una hace muy distinto el camino. En fin, esto fue solo un ejercicio, pero si practicas los principios de la medicina funcional comenzarás  a ver como cada paciente independientemente del diagnóstico es completamente un caso distinto al otro, te lo dejo como reflexión. 

Pero terminemos ahora los demás principios, además de estos tres la medicina funcional habla de otro principio: abordar al paciente como un todo, entendiendo que hay una interconexión entre los sistemas y no una separación de los mismos. Es decir que una alteración en el sistema digestivo puede tener una implicación hormonal u otra porque todo el cuerpo trabaja como una sinfonía. Así nos enfocamos no solo en el órgano originario de la enfermedad si no en todo lo demás que puede estar desentonado por ese desbalance. Y por último otro principio que me parece importante mencionar es que desde esta perspectiva se hace énfasis en la importancia de la  salud como vitalidad positiva no como la ausencia de enfermedad. Entonces, este enfoque consiste en que el paciente optimice su bienestar, resiliencia, el conocimiento de sus propósitos y demás y no solo mejore parámetros de laboratorio.  Ahora que ya conoces un poco más de los principios de la medicina funcional, ¿cómo los aplicarás en tu práctica? Y si no eres profesional de la salud, ¿cómo los aplicarás en tu camino de Salud?

¡Gracias por leerme!

Con amor, 

Dra. N

Dra. Nina Garza